Que los partidos de verano son para probar el equipo, que quizás cuesta mostrar el verdadero nivel por la dura pretemporada a cargo de los preparadores físicos, Boca volvió a reflejar en la cancha lo mismo que hace unos días atrás: poco fútbol.
Con la ilusión de poder hacer un gran partido ante su gente, aunque por la remodelación de una de las tribunas de su cancha lo obligaron a hacer de local en el estadio de Banfield, el gran beneficiado de partido fue el propio Temperley, el equipo de Ivan Delfino no mostró un gran papel, pero con sudor y lucha le alcanzó para controlar a un Xeneize que continúa verde en el campo de juego y con más dudas que certezas.
La foto lo dice todo. Alegría para el Celeste y preocupación para el Xeneize |
Las diferencias económicas, de jerarquía y todo lo que separa al equipo de Arruabarrena y de Delfino, esta noche pareció no ser a favor del que más plata tiene, ya que el Gasolero le jugó de igual a igual a un Boca que no produjo nada y que cada vez que intentó se encontró rodeado de camisetas celestes con los dientes apretados y sin dejarse prepotear por el último campeón.
Así fue el partido, trabado, luchado, cortado en varias oportunidades y poco juego para uno y para el otro. Un Tevez mal físicamente, lento en cada maniobra que intentó deshacerse de un hombre, eso fue Boca, un equipo que le faltó ser picante, en gran parte por lo ausente que se encuentra su figura, el ex Juventus. En cambio, Temperley, ese conjunto que se reforzó con más de 9 jugadores con el sueño de seguir manteniéndose en la máxima categoría, corrió y metió, corrió y metió, como esta clase de rivales te obligan a hacerlo para poder neutralizarlo, y el Celeste lo hizo.
Tevez luchando ante la marca de Chimino. El Apache sigue sin aparecer |
En lo que refiere a la próxima fecha, el Gasolero viajará a Santa Fé para enfrentar a Unión, mientras que Boca recibirá, en la Bombonera, a Atlético Tucumán.
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