Con todos los pronósticos a su favor, el número 2 del mundo, Andy Murray, no decepcionó a su gente en su partido ante Milos Raonic y volvió a alzar el Grand Slam que más lo motiva: Wimbledon.
Con Djokovic eliminado sorpresivamente y Federer derrotado en 5 sets ante quién sería su oponente en el juego decisivo, Murray venció en sets corridos al canadiense y de esa forma alzó su 2do Wimbledon en la cancha central del All England Club.
Fue 6-4 7-6 (3) y 7-6 (2) para el nacido en Glasgow, Escocia, pero naturalizado inglés para repetir lo hecho en 2014, aunque en esa oportunidad su retador era el actual n°1 del mundo, Novak Djokovic.
Sin lugar a dudas que esa victoria ante el serbio marcó un antes y un después en su carrera, como consecuencia de que fue la primera vez que se consagraba en la capital inglesa, pero no sólo eso, sino que lo más destacable de todo era que cortaría una racha de 75 años sin que un tenista local gritase campeón en su tierra. Recordemos que aquel último en lograrlo había sido por entonces Fred Perry, en 1936.
En el análisis del juego de hoy, Andy se sobrepuso a un rival que constantemente amenazó con arruinarle la fiesta con su poderoso saque, pero que cada vez que se sobrepuso a esa arma letal del nacido en Podgórica, Montenegro, fue allanando el camino de la victoria. Otro punto fuerte de Murray fue la impecable y característica defensa que mostró a lo largo del torneo, devolviendo cada bola al mejor estilo Nadal y un plus extra: la comodidad de jugar en césped.
De esta forma, conquistó su 3er Grand Slam y 38° trofeo de su carrera, lo que demuestra que, junto a "Nole", son los tenistas del momento muy por encima del resto que aún pretenden pisarle los talones...
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